SOSA MIGUEL ANGEL
Hay un hoy que es ayer y un hoy que es siempre; un hoy eterno, clavado en el corazón de la memoria como un dogma de fe. Un hoy pretérito que emerge en el recuerdo: un olor, un paladeo, una imagen, un deseo, una pena, una alegría, un miedo, un ruido, una voz, una añoranza... Ayer y hoy son siempre lugares del camino. Tormentas invisible. Remansos en el tiempo.